ESPIRITU DE LA NEGACION

Voy a confesarme con vosotros sin que sirva de precedente…



Cuando comencé ImaginARTE por un momento... hace ya más de un año… pretendía, además de tener un lugar donde dar rienda suelta a mis necesidades creativas, crear un espacio donde acercar el Arte Contemporáneo a todo el mundo.

Ante la comprobación de que mucha gente rechazaba el Arte Contemporáneo por no comprenderlo, pues lo veían con los mismos ojos con los que les habían enseñado a disfrutar del mal llamado Arte clásico, es decir el Arte que parece lo que es; tenía la intención de acercar a esta gente al Arte Contemporáneo a través de mi manera de hacer y comprender el Arte que no es otra que la experimentación artística.

A través de los experimentos artísticos consigo colocar al espectador en la posición del artista; de ese modo, pienso, le será más sencillo en lo sucesivo disfrutar del Arte que exige algo más, de aquel que no puede disfrutarse plenamente sin una implicación subjetiva.

Sin embargo esta inocente propuesta encierra un trasfondo crítico que hasta ahora desconocía, o más bien siendo sincero, me ha costado aceptar. A través del segundo experimento artístico que está ahora en marcha: Arte Objeto, he descubierto o al menos me he resignado a aceptar mis inclinaciones dadaístas, mi espíritu de la negación, fundamento de mi escepticismo patológico, de ese espíritu crítico que preside muchas de las facetas de mi vida, llena de contradicciones, y de las cuales por supuesto no estoy dispuesto a hablaros…

Tras mis experimentos artísticos existe un profundo sentimiento de negación, de rechazo al orden establecido, de frontal oposición a los fundamentos del Arte, incluso de aquellos que parecen más innovadores y revolucionarios. Mi respuesta ante todos ellos es No.

No frente a quienes dicen que no todo puede ser Arte.

No frente a quienes dicen que no todos podemos ser artistas.

No frente a quienes dicen que el Arte debe ser propiedad exclusiva de una élite cultural.

No al artista burgués y al Arte institucionalizado.

No a los dogmas. No a las imposiciones. No a las reglas.

No porque sí. No.

Todo es criticable, todo debe ser criticado, pues todo está sometido al espíritu de la negación, incluso, mis propias palabras.

                                                                                                Pablo Moro.