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martes, 9 de febrero de 2010

Aquello que llaman Musa...


Carezco de herramientas para llevar a cabo todo lo que mi imaginación me muestra cuando me llega, en el momento más inoportuno, aquello a lo que llaman Musa.

Sería absurdo pretender explicar con palabras lo que siento, lo que veo, lo que soy capaz de crear cuando mi imaginación se desdobla y arremete contra mí, exhortándome a olvidar mi quehacer diario sin que pueda hacer nada para impedírselo…pero tratare de hacerlo.

La primera sensación es siempre la misma. La Abstracción lúcida.

Te encuentras ensimismado, absorto en una idea, en una imagen, que surge de la nada, y te invita a adentrarte por caminos extraños del subconsciente, algunos de ellos inexplicables sin la seguridad que te ofrece saber que aun no estás loco del todo…
Casi sin darte cuenta el concepto ha adquirido forma; a veces lo escribes, para no olvidarlo, pues la Musa recelosa, solo muestra sus intimidades por un instante para luego arrebatarlo de tu memoria.
En otras ocasiones coges un lápiz y comienzas a dibujar intentado evitar esa sensación que te produce la frustración de ser un simple copista de la Musa, que te hace recordar que tu talento no está a la altura de tu creatividad…
Incluso a veces, solo a veces, te conviertes en espectador de una ficción sin sentido que pasa ante tí, fotograma a fotograma, descubriéndose como una superproducción inalcanzable para el cine español tal y como lo conocemos.

Pero la Musa no es suficiente, como llega se va…y solo permanece la sombra de su recuerdo siendo el artista, el trabajador de la Idea el que lleve a cabo la labor, en ocasiones infructuosa, de pulir un vago concepto hasta convertirlo en una obra de arte.


He de reconoceros, y sé que no muchos lo harán… mis carencias en esta última fase, y no por desidia o voluntad, simplemente porque sin la Musa, la realidad vuelve para recordarme que mi Arte, las mejores obras que he creado se perderán para siempre ocultas en mi imaginación por culpa de una destreza incompetente para alcanza las alturas desde las que me mira indolente y hermosa la Musa.


Terrible condena.
                                                                                                                   Pablo Moro.

 
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3 comentarios:

  1. Cuando aparece la musa con algun indicio, yo le pongo un titular y lo guardo en borradores, un buen día lo retomo y me asombro. Cuando me empeño en seguirla en el mismo momento a veces causa frustación

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  2. Yo tambien, Isabel, escribo la idea que me llega en ese momento, y tiempo despues la leo por casualidad y comienzo a desarrollarla; aunque como intento expresar en este articulo lo realmente asombroso sucede cuando de la nada tu imaginación realiza todos los pasos de creación creandote una sensación de encontrarte en una autentico estado de conciencia, si bien es cierto que solo me ocurre a veces, y luego es necesario pulir esa idea.

    ¿Recordais algun momento en que os hayais sentido en un estado parecido?
    ¿Os atreveis a describirlo dejando un comentario?

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  3. Pués vereís, yo es que tengo varias, suelo ser muy promíscuo, pero solo con ellas,no me malentendaís.
    De entre todas,casi siempre una,se queda conmigo hasta que la empanada mental,está ya en el horno.Y así,voy haciéndo.

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